Ya os he contado los motivos por los que me lance a sacar para adelante esta publicación, también os conté el proceso de maquetación, y hoy toca enseñar la «tripa» de una encuadernación se refiere al bloque de páginas impresas y cosidas o encoladas que componen el interior de un libro antes de que se le coloquen las cubiertas.
Pues eso, os presento las tripas de la publicación con todos los cuadernillos que forman el libro. En breve lo tendré físicamente.
Parece sencillo hacer un libro cuando lo ya tienes entre las mano, pues no queridos, no es sencillo, tiene decenas de horas de trabajo del autor, editor, maquetador…..
Ya he contado como surgió hacer 40 años guiñando el ojo y como arrancamos el proyecto, ahora tocaba hacerlo realidad.
Gracias a que cuento con el magnífico equipo de Sonámbulos Ediciones (Joaquín Puga, Lola Maleno, Daniel Fajardo y Javier Bozalongo) y la colaboración de Jose Enrique Cabrero se hizo el camino más llevadero. La selección de las vivencias y de las imágenes con Joaquín y Lola, fue muy sencilla, la maquetación con Dani muy bien, aportando ideas entre todos, Jose Enrique me ayudó con el estilo literario y Javier en la corrección de los textos.
En el estudio de Dani Fajardo maquetando el libro
Y voilá, a esperar la prueba de impresion para ver que todo está correcto y mandar a imprimir, eso sí, con los dedos cruzados para que todo salga bien.
Dos años recopilando recuerdos, anécdotas, vivencias y algunas fotos, dan por fin su fruto, os presento a 40 años guiñando el ojo. Empecemos por el principio.
Hace 40 años, cuarenta septiembres desde que un joven imberbe con 17 añitos recién cumplidos emprendía un largo camino (que sigue caminando).
Fue la tarde del 9 de septiembre de 1984, acompañaba a mi primer maestro y amigo Alfonso Rodríguez (fotoperiodista del diario HOY de Badajoz), era el partido C.D. Badajoz – A.D. Rayo Vallecano, 2-3 perdimos. Como era costumbre Alfonso y yo nos poníamos juntos detrás de la portería defendida por el equipo visitantes para sacar las jugadas del ataque local, y goles si los hubiera.
Al acabar el partido nos fuimos a la redacción del periódico en el Ford Sierra de Alfonso (yo no tenía edad ni para tener carnet de conducir) que estaba en la carretera de Madrid a las afueras de Badajoz, El procedimiento siempre era el mismo, revelábamos en el pequeño laboratorio con fuerte olor a la mezcla de revelador y fijador los carretes y Alfonso con su maestría y toque de muñeca positiva en la ampliadora los negativos a la velocidad del rayo, no era para menos llevaba toda la vida realizando ese proceso con el trabajo de Emilio, su padre que también era fotógrafo.
Al grano que me enrollo, no se si fue porque Alfonso no tenía la foto de ese impresionante cabezazo de Loli que supuso el segundo gol del Badajoz o porque como llevaba unos meses acompañándolo a todos los trabajos que podía cuando no estaba en el instituto de Castelar estudiando electrónica, pero el caso es que aquella tarde al positivar aquel negativo dijo Alfonzo.
– Coño con el niño, que bien has pillado el gol.
Aquella noche del 9 de septiembre de 1984 los nervios no me dejaron dormir esperando ver mi primera foto publicada en el periódico. El caso es que ese fue el empujón que me hacía falta para empezar en este apasionante oficio que es el fotoperiodismo.
Y hasta hoy, 40 año después en los que he sumado más de 3.000 portadas y unas 50.000 páginas publicadas.
En la imagen está ese joven imberbe en noviembre de 1985 cubriendo la noticia de la aparición de centenares de peces muertos en el río Guadiana.
Al cumplir estos 40 años, me planteé hacer algo para la ocasión, y que mejor que una publicación. Así que nos pusimos manos a la obra y parimos 40 años guiñando el ojo.
El próximo día os diré fecha y lugar de la presentación, que paséis buena semana.
Foto de la portada del libro 40 años guiñando el ojo