“Una avioneta en la autovía. ¡Ja, ja, ja!”. Esto fue lo que se me escapó cuando me dijeron que a la altura de Diezma había una avioneta que se había quedado sin gasolina y tuvo que hacer un aterrizaje de emergencia en la autovía. Al llegar allí lo vi con mis propios ojos. ¡Qué insólito es ver una avioneta parada en una carretera! La Guardia Civil nos dejó pasar hasta la nave, aunque la carretera estaba cortada al tráfico. Durante la larga espera hasta que trajeron el queroseno para que el artefacto emprendiera de nuevo el viaje, se nos acercó el piloto y, con cierto aire chulesco, nos comentó:
“Perdonad colegas, soy productor de TVE y quien viene conmigo en la avioneta no es mi mujer, ya me entendéis, así que si no sacáis fotos, mejor”. Y con los mismos andares con los que vino, se fue.

“¿Que no saquemos fotos porque va con una querida? ¿A quién se le ocurre salir a volar sin gasofa?”. Este tipo se creía que porque fuera productor de TVE se podía marcar ciertas licencias. En fin, nos echamos unas risas con Juan Ferreras y otros compañeros gráficos y acordamos no sacarles primeros planos, total, lo que interesaba era la escena más que los personajes. Cuando la avioneta estaba preparada para seguir volando, nos pidió la Guardia Civil que nos fuéramos a la cuneta y que no nos moviéramos y, como somos chicos buenos, le hicimos caso a la autoridad y nos apostamos en la cuneta todos juntos para tener un buen plano del despegue. Cuál fue nuestra sorpresa cuando al pasar junto a nosotros, el piloto hizo la gracieta de amagar que se tiraba hacia nosotros, de hecho, no pudimos hacer buenas fotos porque tuvimos que tirarnos al suelo para evitar que nos diera.
Pero la sorpresa fue mayúscula cuando después de coger el repecho que hay en esa zona de la carretera, sin saber cómo, ascendió unos 30 metros y cayó en picado sobre un olivar. La diosa fortuna estuvo de parte del piloto y de su acompañante y salieron ilesos. El camino de vuelta nos lo pasamos repitiendo “¡Pa’habernos matao!”.
