No es nuevo lo del “scratche”. Antes se le llamaba simplemente acoso. Aquel día hubo “acoso y casi derribo”. Se pudo liar gorda.
Llegó al aeropuerto de Granada, procedente de Madrid, unos de los senadores socialistas que habían votado en contra de la retirada del plan de ajuste en la empresa Santa Bárbara: eso suponía más de 2.700 despidos. Cuando salió solo hacia el aparcamiento se encontró con un cabreado comité de bienvenida: más de cien trabajadores de la empresa revoloteaban a su alrededor increpándolo con toda clase de insultos.
El senador agachó la cabeza y empezó a andar hacia el coche; deambulaba por el aparcamiento, porque al estar rodeado por tanta gente apenas podía ver por dónde andaba.
El acoso cada vez era más intenso, hasta que alguien le dio un empujón. Ese momento fue de máxima tensión: solo dos o tres personas más se atrevieron a zarandearle, si el resto se llega a animar, al senador lo linchan. El miedo de aquel hombre era tan evidente que impidió que la cosa fuera a más y se salvó del linchamiento.
